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Aprender a elegir sabiamente

August 1, 2013
Learn to Choose WIsely

La semana pasada yo conducía a casa con mis hijos Jeremiah y Penélope en el asiento trasero después de haber salido de la oficina.

Estaba absorta en mis pensamientos planeando el contenido de mi próximo libro, Making Vegetables [Cultivo de vegetales] volumen dos cuando mi hijo interrumpió mi ensimismamiento diciendo: "Oye, mamá, si pudieras aprender o ser realmente buena en algo, ¿qué sería?" Siempre se le ocurren preguntas extrañas.

“Bueno, me gustaría saber mucho y ser realmente buena en la conservación, fermentación y almacenamiento de alimentos. Debido a que estoy escribiendo la serie Making Vegetables, [Cultivo de vegetales] estoy estudiando todo sobre vegetales. Preparando este libro, he pasado mucho tiempo estudiando cómo conservar y preparar los alimentos para que sean realmente sabrosos y saludables".

Pude ver su rostro confundido y pensativo en el espejo retrovisor mientras consideraba mi respuesta.

Luego me sorprendió con esta respuesta: "A simple vista parece como común y aburrido, pero cuando miras la comida de cerca es muy interesante". Deteniéndose por un momento, continuó, “Sí, es bueno saberlo y puedo ver que sería bueno aprenderlo. Lo que iba a decir, es que en lo que me gustaría ser realmente bueno es en hacer trucos con mi bicicleta. A simple vista parece muy interesante, pero cuando lo miras de cerca puedes ver que es realmente común y no tan interesante, nada que realmente puedas usar".

Es un jovencito y hacer cosas emocionantes con una bicicleta es una parte importante del crecimiento, así que hablé con él un rato sobre lo divertido de aprender trucos en la bicicleta.

Pero yo sabía que había percibido el valor del conocimiento práctico por encima de las emociones recreativas. Me maravillé ante su sabiduría. Hasta la pregunta era sabia y daba qué pensar. Está aprendiendo a tomar decisiones sabias. Está indagando lo que yo valoro para poder decidir qué valor él. Cuando era una adolescente se me presentaron dos oportunidades muy desafiantes y totalmente inesperadas.  Tenía unos 17 años y fui al YMCA con mi hermano mayor Gabe a jugar voleibol.  Un cazador de talentos notó mi habilidad y me ofreció una beca completa para entrenarme para los Juegos Olímpicos juveniles. ¡Qué oportunidad! Hablé con mi mamá y mi papá y básicamente me dijeron que me habían criado para tomar mis propias decisiones y ¡ahora era el momento de comenzar!  Mi único pensamiento fue, “Oh, ¿por qué dejarme empezar a tomar decisiones AHORA? No sé qué hacer." Pensé en todas las horas de práctica y todo a lo que tendría que renunciar solo para jugar  voleibol. No quería ser solo una jugadora de voleibol. Sabía que si aceptaba la beca, eso marcaría el rumbo por el resto de mi vida. Conocería gente nueva, conocería nuevos amigos y en algún momento me enamoraría de mi mejor amigo, quienquiera que fuera. Sabía que Dios podía usarme en ese tipo de vida y que podía ministrar a la gente, pero esa no era la dirección que quería que tomara mi vida.

Ese mismo verano, se presentó otra oportunidad y esta fue una gran sorpresa. Una cazadora de talentos diferente me había visto viajar por la carretera en un buggy Amish con algunas de mis amigas. Unas semanas más tarde esa misma cazatalentos me vio en la feria de nuestra pequeña ciudad natal. La desconocida dama de ciudad corrió hacia mí, me agarró del brazo con gran alborozo y exclamó: "¡Te he estado buscando por todas partes!"

Me reí sobresaltada. Me dijo que era una cazatalentos que buscaba modelos y me preguntó si estaría dispuesta a hacer una audición para un puesto de modelo. Ni siquiera sabía que había cazatalentos buscando posibles modelos, especialmente en nuestra pequeña zona rural.

Mis padres confiaban en que Dios podía usarme, cualquiera que fuera mi elección.

Nuevamente les conté a mamá y papá lo que había sucedido y les pregunté qué debía hacer. Hablaron entre ellos, pero al final fue mi decisión, mi vida y mi caminar con Dios.

Me habían criado para tomar mis propias decisiones y esta era una decisión de por vida. Si seguía este camino nada volvería a ser lo mismo, así que tenía que elegir cuidadosamente por mí misma. Decidí ir a la audición porque no sabía nada sobre modelaje y parecía tan emocionante que sabía que nunca descansaría si al menos no investigaba lo que significaba ser modelo.

En la audición, los jueces me preguntaron sobre cicatrices, tatuajes o cualquier otra mancha que pudiera representar un problema. Miraron mis manos, mi cabello y cómo caminaba... todo el paquete.

Luego me llamaron y me hicieron varias preguntas para ver si podía responder con aplomo y confianza. El trabajo de modelaje comenzaría de inmediato e implicaría viajar por todo Estados Unidos y Europa. Me fui a casa para pensarlo. Una vez más, sabía que aceptar esta oportunidad cambiaría mi vida. Sabía que Dios podría usarme allí. Pero cuando el juez de modelos me llamó una semana después para pedirme mi decisión, dije: "Gracias, pero no gracias". No estaba interesada.

¿Cómo puede saber un padre cuándo un niño tiene la edad o la sabiduría suficientes para tomar decisiones serias?

Fue agradable tener la opción. Fue bueno poder haber rechazado las oportunidades yo misma porque si mis padres se hubieran mantenido firmes en mi contra, siempre hubiera sentido que me habían impedido alcanzar mi máximo potencial. Como estaban las cosas, mis padres confiaban en que Dios podría usarme, cualquiera que fuera mi elección. Sé que estaban asustados porque he sido una cabeza-hueca tanto antes como después de estas decisiones que pudieron cambiar mi vida. Ahora estoy criando a mi propias cabeza-huecas y aun a su tierna edad es importante que comiencen a aprender a tomar decisiones sabias. Este artículo es el primero de una serie de dos partes. Para continuar, lea Confiando y apoyando las decisiones de nuestros hijos por Michael y Debi Pearl

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